AGENDA 2050: Recaudación
AGENDA 2050: Recaudación
Extractos del documento oficial de la Agenda 2050
“En 2030, no tendrás nada y serás feliz”
(Imaginad en 2050)
Esta es la primera parte de la serie de entradas al Blog “Agenda 2050”. En ella os muestro los fragmentos que atañen a la Recaudación.
Como comprobaréis, constantemente
se hace alusión a la necesidad de aumentar la capacidad recaudatoria y
redistribución de la riqueza. Su objetivo es claro: Recaudar más para “gastar
mejor”.
La lectura que hago sobre esto es
que, si pretendes trabajar en el sector privado, emprender, montar una
pequeña/mediana empresa, la mayor parte de tu esfuerzo será incautado por parte
del Estado, bajo el supuesto de que se destinará a fines loables. Dejadme que
lo ponga en duda.
Actualmente el esfuerzo fiscal español
ya se sitúa en el Top 5 europeo:
Fuente gráfica:
A 2021, ya somos de los que más nos esforzamos fiscalmente en la Unión Europea. Pues no es suficiente para el Gobierno Socialista.
Es importante recalcar que la métrica que debemos estudiar es el Esfuerzo Fiscal, y no la Presión. Más detalles en:
Pg. 24
[Objetivo] Reformar nuestro sistema fiscal para aumentar su capacidad recaudatoria y su progresividad, y poder financiar así el fortalecimiento de nuestro estado de bienestar sin comprometer la sostenibilidad de las cuentas públicas.
Pg. 87
Reforzar los recursos de la Administración tributaria dedicados a la inspección. Según el índice de eficiencia de la Agencia Tributaria, por cada euro invertido en la agencia en 2018, se recaudaron más de 11 euros en la lucha contra el fraude. Sin embargo, en relación a la media de la UE-27, España tiene una proporción menor de empleados que se dedican a funciones de inspección y comprobación.
Pg. 321
— Las principales causas detrás de esta situación son las deficiencias de nuestro mercado laboral y la insuficiente capacidad recaudatoria y redistributiva de nuestro sistema fiscal y estado de bienestar. En nuestro país, las personas más pobres pagan más impuestos (en términos relativos) que las de clase media, y las transferencias sociales están menos focalizadas en los colectivos vulnerables que en otros países de nuestro entorno.
— El envejecimiento demográfico y la transformación tecnológica podrían agravar estas tendencias negativas durante las próximas décadas. Para evitarlo, nuestro país deberá cambiar su patrón de crecimiento, reforzar la educación pública, resolver las deficiencias del mercado laboral, y abordar el problema de la vivienda, prestando una especial atención a los jóvenes y los grupos más vulnerables. También será necesario acometer una reforma fiscal paulatina pero profunda, que dote de mayor progresividad al sistema, eleve la recaudación impositiva hasta equipararla con la de la media de los países más avanzados de la UE, y reduzca el fraude fiscal y la economía sumergida.
La evolución de nuestro sistema fiscal, de nuestros servicios públicos, y de la regulación laboral también determinarán la desigualdad económica a largo plazo. Si no conseguimos aumentar la capacidad recaudatoria del Estado, hacer que el sistema fiscal sea más progresivo, blindar las prestaciones sociales y potenciar instrumentos como la negociación colectiva en los próximos años, resultará muy difícil lograr un reparto justo de los beneficios derivados de las mencionadas ganancias en productividad y evitar que la desigualdad en nuestro país siga creciendo.
Pg. 344
[Respecto al mercado laboral y la tecnología] También será necesario adecuar y modernizar la regulación laboral, de modo que las ganancias de productividad se repartan de manera justa. Si algo ha enseñado la experiencia de las últimas décadas es que generar la riqueza de forma desigual para luego redistribuirla no es suficiente. En el futuro habrá que logar que esa riqueza se genere de manera más equilibrada. Al mismo tiempo, habrá que aumentar la capacidad recaudatoria y redistributiva de nuestro sistema fiscal y de prestaciones y servicios públicos, algo para lo que las nuevas tecnologías como el big data o la Inteligencia Artificial prestarán una ayuda capital, tanto en la detección del fraude como en la gestión administrativa de las ayudas.
Si logramos que nuestro crecimiento económico se base en ganancias sostenidas de productividad, no solo podremos evitar un escenario de crecimiento reducido, sino que, además, podremos minimizar nuestra vulnerabilidad en fases de recesión económica, generar mejores condiciones laborales, disponer de más tiempo para el ocio y las relaciones humanas, y conservar y ampliar nuestro estado de bienestar, garantizando la provisión de servicios públicos de calidad y una mayor igualdad social. Una de las claves para aumentar nuestro bienestar futuro es lograr un crecimiento socialmente inclusivo que consiga reducir nuestros elevados niveles de riesgo de pobreza y desigualdad de ingresos. Para ello, será necesaria, además, una profunda reorganización de los ingresos (sistema fiscal) y los gastos (prestaciones sociales y servicios públicos) públicos: debemos recaudar más y mejor, para gastar más y mejor en partidas tan claves para el bienestar futuro como la sanidad o los servicios de cuidado
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